La sabiduría popular nos recuerda siempre acerca de la importancia de las primeras impresiones.

Por esta razón quizás se haya hecho famosa aquella frase de que una imagen vale más que mil palabras. Es que una primera impresión agradable genera expectativas positivas que pueden resultar valiosas para entablar vínculos personales, pero lo cierto es que aquel refrán popular también aplica a las compañías y a la visión que los clientes tienen acerca de ellas.
Digamos que en una situación concreta tenemos una sola posibilidad de causar una buena primera impresión. Las primeras impresiones ocurren a todo momento: cuando llega un empleado nuevo al trabajo, en un evento social o caminando en un paseo por la calle. Se trata de un instinto humano básico, en el que en unos pocos segundos precisamos determinar a través de nuestra intuición si una persona o un sitio nos resulta atractivo, o por el contrario, desagradable.

Por blog nuvelar
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